Fue aventura impactante
En Mayo del 2004 estábamos
en Paraguay para cumplir con las
obligaciones académicas de papi debido a
sus trabajos de investigación.
( vi la boda de los Príncipes de
Asturias en diferido)
Aprovechamos el viaje para
visitar a los menonitas.
Los menonitas son un grupo
religiosos cristiano anabaptista, cuya
doctrina es la Santa Biblia. Son pacifistas y niegan el servicio militar y
cualquier uso de las armas. Son incluidos en el grupo de los protestantes.
Su
origen en el norte de Alemania y Países Bajos data del siglo XVI, sufrieron persecución y tuvieron que emigrar
a zonas donde fuesen tolerados como
Prusia y en 1780 se trasladan a Rusia a petición de la Zarina prometiéndoles la exención del
servicio militar, tierras, y el uso del
idioma alemán. Muchos menonitas aceptaron la invitación, y formaron colonias en
el sur de Rusia, dedicadas a la
agricultura y ganadería.
100 años más tarde el
gobierno ruso se propuso derogar los privilegios y 18.000 emigraron a Norte
América.
La Revolución comunista
de 1917 destruyó las colonias menonitas. Los colonos perdieron sus
tierras, fueron perseguidos por su fe, y muchos murieron de hambre. El esfuerzo
conjunto de menonitas de Canadá y Estados Unidos permitió rescatar a miles que
emigraron a esos países, y también a Paraguay que les ofreció tierras en el
Chaco Boreal.
Para desplazarnos desde Asunción, la capital, a la colonia
menonita contratamos una furgoneta con chofer por expreso deseo de los
autóctonos, viaje que duro unas 7 horas.
El Chaco es una extensa llanura boscosa y selvática que cubre
una extensión de 1.510.000 Km2 y abarca un 40% de Argentina, un 35% de Bolivia,
un 20% de Paraguay y el 5% de Brasil.
Es una zona muy poco poblada por falta de agua dulce profunda
y con nula infraestructura, pero sus habitantes son pueblos indígenas que
pertenecen a cinco familias lingüísticas que se mantienen de la caza, el
cultivo de sorgo y la tala de los árboles.
Los indígenas viven en cabañas de madera o tablas de metal bordeando la carretera y cuelgan sus animales
de caza, abiertos en canal, mientras se secan al sol para venderlos a los
viajeros, así como miel “psicodélica” debido a los cultivos ilegales de la
planta de coca.
A las tres horas de viaje, y
rodeados de selva virgen, vemos un entoldado en medio de la carretera con dos
militares que nos bloquean el paso. El chofer paro a un lado del camino y nos
obligaron a bajar, mientras nos tranquilizaba.
Subfusil en la mano y con cara de
pocos amigos nos pidieron documentación. Se alejaron con nuestros documentos y
pasaportes y empezó una “comunicación” en una jerga incomprensible para
nosotros entre ellos y con el chofer.
El tiempo fue pasando (1 hora) y
los nervios in crescende.
Como a la hora, papi dice:
-Pues como que tengo hambre-
-Anda cállate ya, que estamos sin
papeles-
-Pues yo comería algo, anda tonta
saca un bocata de los que llevas en la bolsa-
-Que te calles¡¡¡¡-
El tiempo fue pasando (2 horas) y
los nervios desatados. Nosotros de pie, cara al sol y sin ver la luz al final
del túnel.
-Ya, ya, ahora sí, dame un bocata
anda, además he de ir al baño-
-Mira tío, estamos a punto que
nos metan una bala y no entierren en medio de esta selva, y tú, que si bocata ,
que si pis ….. que te calles coño ¡¡¡¡¡-
-Comer por haber comido …..-
Dios mío ¡¡¡¡¡. ¿Qué le vi?, ¿Por
qué él entre miles?, ¿si yo solterita no estaba tan mal?, ¿y mis hijos?, ¿sin
saber cómo y donde murieron sus padres?, Dios mío, esto no puede pasarnos a
nosotros ¡¡¡¡.
La angustia y el miedo aún duró
otra larga hora, pero al final se pusieron de acuerdo con el “peaje” y pudimos
seguir nuestro camino sin más incidencias….. y papi pudo comer ¡¡¡¡.
Llegamos a la colonia Menno y
entramos en el túnel del tiempo, igualitos que la familia Ingalls en Walnut Grove.
Las colonias están estructuradas en base
de dos niveles de organización.
La asociación civil, que
tiene a su cargo atender las necesidades prioritarias de la comunidad,
principalmente en lo que se refiere al campo educativo y religioso, dos
aspectos considerados primordiales para los colonos, y las sociedades
cooperativas, que en gran parte cubren las necesidades comunitarias que tienen
relación directa con la comercialización, salud, comunicación vial, etc.
De acuerdo con los
principios de este movimiento religioso, los derechos individuales deben someterse
a los intereses de la comunidad y son las cooperativas las que se encargan de
comprar y vender los productos que ellos elaboran, de la explotación e
importación de las mercaderías.
Los intercambios son en
especies y es la cooperativa la que financia la adquisición de maquinarias,
proyectos y el mantenimiento de la propia comunidad.
Generan el 75 % de
la producción láctea del país, y gracias a una alta tecnología industrial se han convertido en la primera empresa del país.
La visita al matadero y zona de despiece de vacuno es realmente impactante.
Los menonitas tienen su
propio sistema educativo y amparados en la ley 514/21, disponen de sus consejos
escolares e implementan sus propios sistemas y programas educativos, con
asignaturas y contenidos traídos de sus países de origen, como único idioma el pattdüütch
(dialecto alemán medieval) aunque van integrando el español. Además de las
asignaturas, la escuela ofrece
contenidos de agricultura, horticultura, cocina, costura y carpintería.
La sociedad es
patriarcal y los matrimonios son concertados. La raza menonita es guapa, rubia
con ojos azules y muy alta y todos tienen nombres bíblicos.
Nos acogieron durante tres días y pudimos experimentar como es vivir en otro siglo en pleno Siglo XX sin electricidad, sin teléfono, ni automóviles, sin alcohol, sin música, sin teatro ni cine ni nada que leer salvo la biblia.
Nada de ir por la calle
cogidos de la mano ni muestras de cariño en público, aunque el trato de
absoluto respeto fue mutuo.
Fue una aventura
impactante
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