Una leyenda
urbana es un relato que pertenece al folclore contemporáneo o tradición
popular, contiene elementos sobrenaturales o inverosímiles pero es presentado
como un hecho real sucedido en la actualidad.
Una misma
leyenda urbana puede tener infinidad de versiones y situarla en el entorno de
aquellos que las narran.
La Leyenda de
la planchada es probablemente una de las más populares de México. Narra la
historia de una enfermera fantasmal que vaga por los pasillos del hospital y
atiende a los enfermos que necesitan ayuda médica.
Hay un hecho
que personalmente he vivido y puedo decir que nada tiene que ver con una
leyenda urbana, aunque pueda parecerlo.
Siendo
estudiante de enfermería en segundo curso, hice prácticas en la unidad de
cuidados semi intensivos.
Por aquella
época la supervisora del servicio UVI/ UCI era una mujer cercana a los cuarenta
años de origen holandés, alta y grande como un armario, de sonrisa afable y
enfermera de corazón y vocación.
Mi primer
destino con la diplomatura recién estrenada fue la unidad de prematuros y
neonatos, y me entere de que a la supervisora de la UVI/ UCI le habían
detectado un tumor maligno, que no supero y falleció en su servicio rodeada de su gente al cabo de tres
años.
A los quince días de su fallecimiento, la nueva supervisora me
propuso un cambio de servicio, siendo aceptado por mi parte.
Pasé en este
servicio los mejores años de mi vida profesional y a pesar de las complejidades
siempre fueron muy gratificantes y satisfactorios.
En cierta
ocasión, una paciente joven politraumatizada, debido a un accidente de moto,
estuvo con sedación controlada y respiración asistida, aproximadamente un par de meses.
Cuando mejoro y
pudo comunicarse, lo primero que nos pregunto fue donde estaba “su enfermera”,
la que la había cuidado todos los días.
Nosotras le
contestamos que éramos un equipo, pero ella insistía, y tanto fue así que le pedimos que explicara
cómo era “su enfermera”
Tan pronto
empezó a describirla, se nos puso el vello de punta, estaba hablando de Wilma.
Han pasado 28
años y todas las enfermeras de la UCI sabemos que “ella” está en el servicio y
han sido muchos los pacientes que siguen preguntando por “su enfermera”
preferida, y varias fueron las noches que cerraba los ojos y le pedía ayuda en silencio.
Es un hecho que
personalmente he vivido y puedo decir que nada tiene que ver con una leyenda
urbana, aunque pueda parecerlo.
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