He
tenido la ocasión de formar parte como agente clave, en el primer encuentro que
ha tenido lugar en mi comunidad para elaborar el marco estratégico de
actuaciones en políticas de Igualdad de Género, como instrumento para articular
y definir prioridades en materia de igualdad entre hombres y mujeres, con un objetivo participativo y transparente en
el reparto de poderes entre actores
sociales y centros decisorios públicos y privados.
Con
un aforo de 140 personas de perfiles muy variados, la mayoría del área social y
muy pocos de la rama de ciencias hemos ido debatiendo por grupos los temas
elegidos por la organización (laboral, cultura, violencia de género y
representación social).
Realidades
una e interpretaciones muchas, pero me repetí una y otra vez – ¿todos?,
¿todos?, ¿todos?- porque el constante ataque al género masculino como inhibidor
e impedidor y maltratador de féminas fue la constante en todas las opiniones.
Durante
la cena comento con la familia las diversas opiniones expresadas durante el
encuentro, e incluso refiero la máxima de:
-A
los hombres que van con muchas mujeres les llaman machos y si una mujer va con
muchos hombres la llaman puta-
-Anda
mamá, no te pases-
-Ya
lo decían en mi época-
-¿El
qué?-
-Que
si una llave abre muchos candados es una llave maestra, pero si un candado es
abierto por varias llaves, es un candado defectuoso-
-La
verdad mamá, eres del siglo pasado ¡¡¡¡-
-¿Por?-
-Mira, hoy en día,
si un chico va con muchas chicas, lo felicitas y, si una chica va con
muchos chicos le preguntas ¿Cuándo me va a tocar a mí?-
Estos
chicos siempre me sorprenden ¡¡¡¡¡
Apuesto
por un cambio en nuestro plan educativo e iniciar desde parvulario un
aprendizaje plural donde se integren conocimientos emocionalmente inteligentes,
mucho más creativos y participativos, evitando paradigmas preconcebidos, con formación adecuada para los equipos educadores y orientación a los padres, hasta que consigamos completar el circulo.
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