sábado, 26 de enero de 2013

Vida a los años


Felicidades ¡¡¡¡¡

Pasados los  50,  nos gustaría dar marcha atrás en el tiempo y tener la opción de pactar con el diablo la eterna juventud.

De poder rehacer pedacitos de nuestra vida y modificar decisiones que a posteriori nos damos cuenta de que no fueron del todo acertadas.

De poder decir lo que nunca dijimos y permitirnos libertades que nos negamos.

La mayoría de mis amigas y conocidas no les apetece celebrar su cumpleaños y pasan días de auténtica tortura psicológica, y algunas,  niegan el paso del tiempo de forma absolutamente ridícula aunque respetable.

Mi madre explica que el corazón siempre es joven, que la cabeza va pero el cuerpo no le sigue.

Ahora lo sé.

Cuando te miras al espejo no te reconoces, porque tu recuerdo mental nunca es lo que ves reflejado.

La imagen,  no tiene los ojos brillantes, ni la piel sonrosada. El pelo ha perdido cuerpo  y las facciones se endurecen.

Por mucho que intentemos conformarnos con la “arruga es bella”, “los años son vivencias” y que “nos quiten lo bailao”, es una cruda realidad para la cual nadie ni nada nos ha preparado.

La vida nos ha robado nuestro tiempo.

Llegas a la madurez después de haber transitado por diversas y variopintas etapas,  a cual más compleja, adolescencias atormentadas, juventudes dispersas,  amores desafortunados, amores imposibles, juegos arriesgados, hijos, deseados, hijos encontrados, obligaciones familiares, obligaciones laborales, preocupaciones, amigos y conocidos, días de sol y noches oscuras, placeres públicos, placeres íntimos,  …….

Te pasas la vida intentando hacer lo que deberías y no haciendo lo que se debe hacer.

La vida no es un camino recto,  fácil y sin obstáculos, pero se trata de vivir  no de sobrevivir.

Valorar lo que tenemos, no lo que hemos perdido.

Poner vida a los años.


Pero como somos emocionalmente inteligentes sabemos que:

Haber llegado es un éxito.

Llegar conscientemente es un reto.
Planificar tu futuro es un lujo.

Seguir con proyectos ilusionantes es una cualidad.

Cultivar tu interior y cuidar tu exterior es un deber.





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