domingo, 3 de febrero de 2013

Los hay que nacen con estrella


Los hay que nacen con estrella

Papi siempre dice que la ficción jamás supera la realidad, y, cuánta razón tiene en este caso.

Vale que “la tetas” crea que es la policía quien la llama por teléfono para pedirle  su código de las tarjetas bancarias justo cuando se da cuenta de que se las han robado.

Y se lo de ¡¡¡¡¡. No de una no, de DOS.

Vale que “la justita” sea tan lista que creyó que jamás sabríamos que había tonteado con un paciente.

Se enteró hasta la novia ¡¡¡¡¡

Vale que “El Guito” no diferencie especialidades médicas ni sexo de pacientes mezclándolos a ritmo de comparsas carnavaleras.

Pero lo que no vale,  es tener a uno que se cree astuto

(Ladino, listo, avispado, espabilado, taimado, sagaz, hábil, vivillo, vivo, calculador, artero, sutil, tortuoso, artificioso, pícaro, perillán, bribón, cuco, chusco, zorro, zorrero, marrullero, bellaco, fullero, socarrón, malicioso, engañoso, tramposo, cauteloso, disimulado, diplomático, político, refinado, maquiavélico, pérfido, hipócrita)

Pensando que los demás somos Ingenuos

(Inocente, candoroso, sincero, crédulo, abierto, bobo, cándido, franco, llano, memo, necio, simple, tonto)

Y si encima el marrulero es mentiroso, se convierte en un necio (['neθjo, -θja] : que es ignorante y obstinado).

Es cierto que ni unos son tan astutos ni los otros somos tan ingenuos pero como bien diría nuestra refranera particular –“se pilla antes a un mentiroso que a un cojo-“

Y el nuestro está pillado ¡¡¡¡.








La falsificación de documentos es un fraude que afecta la fe pública, y si lo asociamos a sanidad es un delito penado por ley.



Tengo curiosidad por saber el cómo y el por qué.

Cuando alguien se pierde en el laberinto del engaño es difícil volver atrás.



Los hay que nacen estrellados.




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