Caramelito lisensiado
No sé si en todas las casas
ocurre lo mismo, pero en la nuestra los encuentros familiares ocurren en la
cocina y muy a menudo en el baño.
En esta ocasión nos encontramos
en la cocina, preparando la cena.
Papi devora una tostada con sal y
aceite, el escritor aficionado tiene la nevera abierta y busca algo que
llevarse a la boca.
No pueden esperar ni 5 minutos
¡¡¡¡¡¡
Y entre fogones les digo:
-¿sabéis una cosa chicos?-
Papi sigue masticando y me
interroga con la mirada.
El escritor aficionado imita a su padre y ante su lenguaje no verbal, prosigo:
-Hoy hace tres meses que empecé
el blog y ….. ¿sabéis una cosa?-
-¿qué?- contesta al final mi hijo
metiéndose un trozo de queso que dudo le quepa en la boca.
-He tenido tres mil trescientas ochenta y ocho visitas ¡¡¡¡¡ ¿no os
parece increíble?-
-Pues … no … felicidades-
-Y, ¿ya está?-
-¿Qué quieres que te digamos?-
-Que soy la leche, que no os lo
pensabais, que estáis orgullosos …. algo
con más sustancia …-
-Pero si ya te hemos felicitado
¡¡¡¡¡¡-
-Cariño, te conozco tanto que es
como si te leyera cada día ¡¡¡¡¡¡-
Esto me pasa por preguntar¡¡¡¡¡,
pero dándole un pellizco en la mejilla inicio una de nuestras jergas:
-Ah, mi caramelito-
-No me llames caramelito, que soy
lisensiado-
-Ah, mi caramelito lisensiado ….-
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