Mata- Hari
La vida de Margaretha Zelle
es un historia llena de misterios de amores apasionados y odios
profundos
Nacida en Holanda, a finales del XIX,
hija de un modesto sombrerero holandés con delirios de “barón”, parece que
heredó, ya a edad temprana, el orgullo y la ambición de su padre, forjándose un
carácter indomable, seductor, magnético y sin escrúpulos.
Su belleza y su
indiscutible capacidad de seducción,constituyeron sin duda su mejor arma para conseguir todo lo que quería.
Su fascinación por los uniformes hizo que se
interesase por un anuncio en prensa, en el que un oficial deseaba
encontrar “señorita de buen carácter con fines matrimoniales”. Él
se llamaba Rudolf MacLeod,
y tenía 39 años y ella 18 años cuando
recién casada y, ya embarazada, puso, por primera vez, los pies en las Indias Orientales Holandesas
La pasión ardiente de los primeros años dio como fruto dos hijos y un estrepitoso divorcio.
Margaretha desapareció sin
dejar rastro.
Mientras, en París, aparecía
una sensual bailarina exótica, supuesta princesa de Java, cubierta por los velos del erotismo y
seguida constantemente por una corte de amantes, que se hacía llamar Mata Hari.
Durante el estallido de la Primera Guerra Mundial, Mata Hari
estaba actuando en Berlín, y era
amante del cónsul alemán en Ámsterdam,
que a su vez era jefe de espionaje de Alemania.
La intriga estaba servida en bandeja de
plata. Mata Hari fue propuesta como espía al servicio de los alemanes, pero el cónsul no contó con
el temperamento desarraigado y contradictorio de la dama que, no se sabe si con
ingenio o con afán de aventura, aceptó ser también espía de los franceses, a propuesta del
capitán Ladoux, Jefe del Servicio de Espionaje y Contraespionaje de Francia.
Mata Hari se convierte así en la agente H-21.
Sin ninguna duda, no era una mujer apacible y dulce, y mucho menos sumisa,
sino todo lo contrario, una dama de las
de armas tomar, caprichosa, inflexible, que podía incluso llegar a ser
mordaz e hiriente con hechos y palabras.
Escrúpulos
no le sobraban y soberbia tampoco,
con lo que sus obstáculos podían ser derribados con absoluta frialdad por su
tan imperturbable como impetuoso carisma
En febrero de 1917, Mata Hari es arrestada y acusada
de alta traición por la justicia francesa, y protagonista de un complicado juicio, donde nunca, hasta
hoy, ha quedado claro si realmente actuó como espía, o simplemente se dedicó a
juguetear de cama en cama, con esos uniformes militares de distintas
nacionalidades que tanto la atraían…
La prensa de la época se hizo eco, con todo lujo de
detalles e incluso rayando el morbo,
de cómo fue la muerte de la espía
más seductora y enigmática de la historia.
Hay crónicas que atestiguan que se vistió, maquilló y
arregló con llamativo y lujoso ceremonial, y mantuvo su fortaleza y altivez
hasta el último momento, en que estuvo frente al pelotón de fusilamiento.
No quiso colocarse la venda sobre los ojos, y mantuvo la mirada firme sobre
cada uno de los doce soldados, hasta el punto, se dice, que a más de uno hizo
flaquear, aún en tal macabra circunstancia, seducidos por su inquietante
presencia y cautivados por el beso que
ella les lanzó a modo de adiós.
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