Las Amazonas
Según
la mitología griega las amazonas eran mujeres guerreras, posiblemente con base
histórica.
Se
decía que habían vivido en Ponto (Actual Turquía), cerca de la costa del mar
Euxino (actual mar negro) , donde
formaron un reino independiente bajo el gobierno de una reina llamada Hipólita
( la que deja sueltos sus caballos). Se suponía que habían fundado muchas
ciudades entre ellas Esmirna, Éfeso,
Sinope y Pafos.
En
la Iliada se nombra a las amazonas como antianiras
(las que luchan como varones).
Ningún varón tenía permiso para mantener relaciones
sexuales o residir en el país de las amazonas; pero, una vez al año, para
evitar la extinción de su raza, estas visitaban a los gargarios una tribu vecina.
Los niños varones que resultaban de estas visitas
era sacrificados, enviados de vuelta con sus padres o abandonados a su suerte; las niñas se quedaban con ellas,
eran criadas por sus madres y adiestradas en las labores del campo, la caza y
el arte de la guerra.
Sus ocupaciones eran la caza y la guerra; sus armas,
el arco, la lanza, el hacha, un escudo partido con la forma aproximada de una
medialuna llamado pelta, y en el
arte más antiguo un casco, cuyo modelo anterior a la cultura griega fue
aparentemente la diosa Atenea
En el arte posterior se acercaron al modelo de Artemisa, que
llevaba un vestido fino, sujeto por arriba para mayor rapidez; mientras que en
vasijas pintadas posteriores su vestido es con frecuencia peculiarmente persa, es decir, pantalones ajustados y un sombrero alto
llamado cidaris.
Solían montar a caballo, aunque a veces iban a pie.
Hipócrates las
describe así:
«No tienen pechos derechos. .. pues cuando aún son
bebés sus madres ponen al rojo un instrumento de bronce fabricado para este
único fin y lo aplican al pecho derecho para cauterizarlo, de forma que su
crecimiento se detiene, y toda su fuerza y volumen se desvía al hombro y el
brazo derechos».
El explorador español Francisco de Orellana afirmó que había luchado en el río Marañón en Sudamérica con
mujeres guerreras que desde la orilla le disparaba dardos de cerbatanas y
flechas.
La tradición dice que a partir de entonces el río fue
llamado Amazonas o río
de las Amazonas.
Las amazonas también figuran en los relatos de Cristóbal Colón.
La especulación de que la idea de las amazonas
contiene una base real se basa más recientemente en hallazgos arqueológicos de
enterramientos, indicativos de la posibilidad de que algunas mujeres sármatas
pudieron haber participado en batallas.
Estos hallazgos llevaron a los investigadores a
sugerir que la leyenda de las amazonas en la mitología griega podría haber sido «inspiradas por guerreras
reales», aunque esta opinión sigue siendo minoritaria entre los
historiadores clásicos.
La
arqueóloga rusa Vera Cobalevskaya señala que cuando los hombres escitas estaban
fuera luchando o cazando, las mujeres nómadas tendrían que haber podido
defenderse a sí mismas, a su ganado y a los pastos.
Durante la
época en la que los escitas avanzaron en Asia y lograron la casi hegemonía en el
noreste, hubo un periodo de veintiocho años en el que los hombres habrían
estado fuera en campaña. Durante este tiempo las mujeres no solo habrían tenido
que defenderse, sino reproducirse, y esto bien podría ser el origen de que las
amazonas se emparejaban una vez al año con sus vecinos.
Hasta el sigloXX, las
amazonas han sido representadas como un adversario extranjero que amenazaba la
masculinidad de los héroes. Como tales, una meta clásica de los héroes ha sido
derrotarlas y humillarlas como forma de reafirmar la superioridad masculina.
Actualmente,
la representación típica de estos personajes es como una comunidad aislada de
poderosas y bellas guerreras, teniendo los héroes masculinos el reto de ganarse
su respeto para convertirlas en valiosos aliados.
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