lunes, 24 de diciembre de 2012

Navidad, Navidad, dulce Navidad



Siempre con John Lennon

Estas fechas están llenas de promesas de paz, amor, felicidad y buenos proyectos,  ……….. pero la realidad supera la ficción.


Mi casa parece un campamento de verano donde la monitora es la encargada de lavar kilos de ropa sucia, de acarrear toneladas de comida y cocinar para todo el regimiento.  

Tenemos los tres chicos en casa y deseaban que llegaran estas fechas para compartir sofá y dormitar todo el día, o jugar con los ordenadores interconectados a juegos incomprensibles y repetitivos que definen como guais.

Tan relajados están, que ni fuerzas tienen para subirse la colcha de la cama ni cambiar el cartucho de papel de wáter cuando está vacío.

Tan relajados están que pueden pasarse el día en pijama rascándose los “huibels” con una mano, en la otra el mando a distancia mientras bostezan como hipopótamos en su charquito de barro.

Y comen todo el día ¡¡¡¡¡. Mi próxima nevera tendrá candado …..

Sin embargo, para echarme un capote esta mi madre entre nosotros. Y digo literalmente que está entre nosotros porque esta SORDA como una tapia y no se pone los audífonos “pa no gastarlos”. No se entera de nada, interpreta todo y mete la pata siempre.

Madre solo hay una ¡¡¡¡¡

Papi aprovecha las fiestas como merecido descanso del guerrero y aquí la menda, puede con todo y más.

El más es tan amplio que solo las mujeres biónicas somos capaces de entender. 

Estamos glamurosas después de haber cocinado durante toda una tarde lo que se come en media hora en una “cena familiar” y meditamos  con la paz, el amor, la felicidad y los buenos proyectos mientras fregamos a mano las copas de cristal (de cuando la boda) y las cacerolas y ollas alrededor de las 3 de la mañana cuando todo el mundo se retira –si no te importa cari- a dormir el vinito y el cava.

Eso sí, la abuela se queda a ayudar porque –nena, es que no paras-

-Pero ponte los aparatos¡¡¡¡- (ánimos para la sordera ya no me quedan)

Ahora bien, nadie puede evitar mi felicidad de tenerlos a todos alrededor de la mesa, hablando sin parar, pisándose las conversaciones (la abuela solo sonríe con cara de no enterarse de nada), mientras papi me mira por encima de sus gafas mientras me dice sin palabras – orgulloso de mi familia-  y el recuerdo de los que ya no están llenan  mi corazón.

Deseo paséis unos tranquilos días junto a los vuestros y mis mejores deseos para el nuevo año 








Siempre con John Lennon

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