Irena Sendler
(Varsovia 1910 - Varsovia 2008) fue una enfermera y trabajadora social
polaca que durante la segunda guerra mundial ayudó y salvó arriesgando su
propia vida a más de dos mil quinientos niños judíos de ser víctimas del
holocausto.
“La razón por la cual
rescate a los niños tiene su origen en mi hogar, en mi infancia fui educada en
la creencia de que una persona necesitada debe ser ayudada de corazón, sin
mirar su religión o su nacionalidad”
“Conseguí para mí y mi
compañera Irena Schultz, identificaciones de la oficina sanitaría, cuya tarea
era la lucha contra las enfermedades contagiosas. Como los alemanes tenían
miedo del contagio del tifus, toleraban que los polacos controláramos el
recinto”
Se puso en
contacto con familias a las que ofreció llevar a sus hijos fuera del gueto.
Pero no les podía dar garantías de éxito. Lo único seguro era que los niños
morirían si permanecían en él.
Muchas madres y
abuelas eran reticentes a entregar a sus niños, algo absolutamente comprensible
pero que resultó fatal para ellos.
Comenzó a
sacarlos en ambulancias como víctimas de tifus, pero pronto se valió de todo
tipo de subterfugios que sirvieran para esconderlos: sacos, cestos de basura,
cajas de herramientas, cargamentos de mercancías, bolsas de patatas, ataúdes...
en sus manos cualquier elemento se transformaba en una vía de escape.
Irena quería
que un día pudieran recuperar sus verdaderos nombres, su identidad, sus
historias personales y sus familias. Entonces ideó un archivo en el que
registraba los nombres de los niños y sus nuevas identidades.
Ella era la
única que sabía los nombres y las direcciones de las familias que albergaban a
los niños judíos.
Soportó la
tortura y se negó a traicionar a sus colaboradores o a cualquiera de los niños
ocultos. Fue sentenciada a muerte. Mientras esperaba la ejecución, un soldado
alemán se la llevó para un "interrogatorio adicional". Al salir, le
gritó en polaco "¡Corra!". Al día siguiente halló su nombre en la
lista de los polacos ejecutados.
Fue reconocida
como Justa entre las Naciones (Jerusalén 1965), y se le otorgó las más alta
distinción civil de Polonia La Orden del Águila Blanca (2003).
Fue candidata
al Premio Nobel de La Paz en 2007, con el apoyo de las autoridades de Auschwitz
ya que consideraron a Irena una heroína que demostró una fuerza, una convicción
y un valor extraordinarios.
Pero Irena Sendler nunca pensó que
recibiría homenaje alguno por sacar a los 2.500 niños judíos del gueto de
Varsovia, ni por soportar las torturas de los nazis o pasar décadas hostigada
por el régimen comunista que siguió a la guerra.
Según ella lo expresó, "esos actos
fueron la justificación de mi existencia en la tierra, y no un título para
recibir la gloria".
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