Es la
conmemoración de un episodio del cristianismo; la matanza de todos los niños menores de dos
años nacidos en Belén, ordenada por el Rey Herodes con el fin de
deshacerse del recién nacido Jesús de Nazaret.
La iglesia católica
recuerda este acontecimiento el 28 de diciembre, aunque de acuerdo con los
Evangelios, la matanza debió haber sucedido después de la visita de los Reyes
Magos al rey Herodes el Grande (uno o dos días después del 6 de enero).
Pero el carácter festivo de la jornada, seguro que proviene
de otro origen.
Durante la época más dura del año a nivel climatológico,
coincidiendo en un periodo de poca actividad en los campos, la gente necesitaba
divertirse y relacionarse con sus vecinos. Así en pleno invierno, se
organizaban jornadas de fiesta desenfrenada y desenfreno.
En
Hispanoamérica y en España es costumbre realizar en esta fecha bromas de toda
índole.
Los medios
de comunicación hacen bromas o tergiversan su contenido de tal modo que la
información parezca real. Se trata de una libertad que se dan los agentes
mediáticos para dar rienda suelta a su sentido del humor, oportunidad que
solamente tienen una vez al año.
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