Nació
el día de los difuntos
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Se
caso el día de los santos inocentes
Falleció
el día de Navidad
Si
me preguntan por mi abuelo y padrino, diré que parecía el gemelo
del actor y bailarín Fred Astaire, es más, compartían incluso el
nombre.
Era
el hijo menor de Carmen, una Doña con un carácter de mil diablos y
de armas tomar. Su marido y padre de sus tres hijos se marcho de casa
para no tener que matarla, o, acabar suicidándose por no poder
soportarla.
Doña
Carmen cuido de su hijo menor con una adoración patológica, por lo
que este creció consentido, mimado y vago.
Jamás
trabajó, el negocio de mamá le daba para vivir según le apetecía.
Se levantaba pasadas las 12 del mediodía, comía a la carta, un buen
par de horas de siesta y al caer la tarde, partidita de dominó con
los amigos entre puros y copichuelas, que alargaba hasta horas
indefinidas.
En
pocas las palabras, era un gentleman de traje, corbata y hermilla,
pelo engominado y puro entre los dedos, pero un perla de mucho
cuidado.
En
su favor diré que era un hombre muy leído, le encantaba la historia
y cada vez que le pedía un cuento, me contaba anécdotas de la
historia de España, mitología y leyendas que me transportaban y
tenía conmigo una paciencia que nunca tubo con nadie más.
De
lo que nunca jamás me hablo fue de su estancia en el campo de
concentración de Saint Ciprien sur mer. Borro aquellos años de su
mente y de su vida.
Huyendo
de España para evitar ir al frente, fue capturado y llevado al campo
de concentración del sur de Francia, mientras su mujer y su único
hijo se fueron a vivir al campo con la familia materna.
En
Noviembre de 1938, el gobierno francés presidido por Daladier
promulgó un Decreto Ley en el que mencionaba a los extranjeros
indeseables y propuso su expulsión, pero presionado por la opinión
pública permitió finalmente la entrada en masa de los huidos por la
frontera.
Ante
la avalancha, el gobierno separó a los hombres de las mujeres, y a
los oficiales de la tropa, vigilados por soldados coloniales
marroquíes y senegaleses.
Encerraron
cerca de 550. 000 españoles que huían de la represión franquista
durante la Guerra Civil Española, convirtiéndose en la mayor
prisión de los republicanos antifranquistas.
Los
campos fueron construidos a toda prisa, la mayoría a la intemperie,
sin agua potable ni las mínimas condiciones higiénicas.
A
los prisioneros apenas se les daba ni comida ni agua ni lugar donde
refugiarse del frío y del viento.
Muchos
murieron de desnutrición, enfermedades diversas, torturas o
asesinatos.
En
Mayo de 1939, Robert Capa visitó el campo de la playa de Argelés
sur Mer, encerrados 80.000 republicanos españoles, y, describió el
campo como un infierno sobre la arena.
Ante
esta situación, Franco garantizo la inmunidad para todos los huidos.
Unos 250.000 dieron credibilidad a las promesas de perdón y
regresaron.
Decenas
de ellos lo pagaron con sus vidas, pues todos fueron interrogados y
detenidos, y, algunos fueron asesinados por los pelotones de
fusilamiento.
Mi
abuelo consiguió salir del campo escondido en el camión que
transportaba los cadáveres y cruzó los pirineos a pie junto a
cuatro compañeros, de los cuales solo dos llegaron a casa.
Vivió
durante ocho años en el campo, en casa de su familia política, y aprendió lo que era trabajar.
No
voy a valorar si fue un buen marido o un buen padre, pero fue un gran
y caprichoso abuelo.
Nació
el día de los difuntos
Se
caso el día de los santos inocentes
Falleció
el día de Navidad
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